Sí a la vida

Existen muchas formas de decirle sí a la vida. Y todas son válidas si lo haces desde el corazón. Pero hay un “sí” que consideramos primordial. Nuestra vida proviene de mamá y papá. Gracias esta unión hemos nacido. Entre todas las posibilidades existentes, hemos nacido, somos el éxito, el milagro de la vida.

De los millones de espermatozoides sólo uno es el que logra hacer la unión con el óvulo. No es el más rápido como se cree. Los espermatozoides más rápidos son los que se encargan de degradar la membrana que rodea al óvulo y cuando esta capa esté debilitada podrá entrar el espermatozoide que se encuentre en el lugar y momento adecuados. Ahora se sabe que es el óvulo quien selecciona al espermatozoide que deja penetrar en su interior. No entra cualquiera, solo el mejor, el más afín.

Así comienza nuestra historia personal, en el vientre materno y cuando salimos de allí nos encontramos con nuestros cuidadores.

No siempre mamá y papá supieron darnos todo lo que necesitábamos. O no hemos recibido el cuidado y el cariño que nos hubiera gustado recibir. Y en la niñez no contamos con muchos recursos para defendernos. Nos adaptamos como podemos a las circunstancias. Tal vez hasta nos olvidemos de sentir que somos un milagro.


Ahora en la adultez sí podemos hacer algo para recuperar ese sentimiento de éxito que cada persona representa por el solo hecho de estar viva.
No somos responsables de lo que hicieron nuestros progenitores. Sí somos responsables de lo que hacemos con ello. Cómo quiero vivir mi vida con todas las carencias y heridas que siento.

  • Si quiero triunfar en la vida, he nacido para ello, necesito dejar de sentirme víctima y hacerme cargo de mí. Es decir sanar las heridas y darme todo aquello que no pudieron darme mamá y papá. Esto es tomar mi responsabilidad. Recuperar mi poder.

  • O puedo quedarme en el victimismo, quejarme de lo injusta que es la vida y sentir que son los “otros” quienes tienen el poder y yo no puedo hacer nada para cambiarlo. En este caso no hay posibilidad de triunfo porque no tengo capacidad de ver todas las oportunidades que la vida tiene preparadas para mí.


La opción más fácil es la segunda. No tienes que hacer nada. Y si algo sale “mal” la “culpa” es de los demás.
Si eliges la primera opción tienes un largo camino por delante. Conocerte, responsabilizarte, amarte, respetarte, entrar en contacto con ese SER maravilloso que eres realmente. Y el primer paso es decirle Sí a la vida. Con todo lo que ha pasado.

Si a la vida quiere decir:

  1. Agradecer a papá y a mamá por haberte dado la vida. Ellos son los mejores para ti. Son los que necesitas para crecer y evolucionar.
    Esto no quiere decir estar de acuerdo, ni que tengas que justificar sus acciones o que necesariamente formen parte de tu vida. Si son personas tóxicas, por respeto a ti, te alejas de ellas.
    Si no es necesario tomar distancia de tus progenitores tampoco tienes que decirles nada personalmente, si no quieres. Solo aceptas, agradeces y honras a tu mamá y a tu papá por haberte dado la vida. Sin esa unión tú no existirías.

  2. Aceptación total a lo que nos ocurre tanto si lo consideramos “bueno” o “malo”. (Porque lo que nos ocurre en realidad es NEUTRO. Somos nosotras las que le ponemos un signo según nuestros juicios). La vida siempre nos ofrece las circunstancias que necesitamos para aprender las lecciones que precisamos. Ya lo decía Carl Jung: “Hasta que no te hagas consciente de lo que llevas en tu inconsciente, éste último dirigirá tu vida y tú le llamarás destino”.

  3. Poder vislumbrar el pasado con otra mirada, aceptando que fue lo que necesitabas vivir. Si sales de la mirada egoica para mirar con los ojos del Ser, puedes observar que detrás de las circunstancias de tu vida hay un plan mayor. Que las contrariedades de tu pasado son tus actuales fortalezas.

  4. Asentir es decir Si con la palabra, Si con el alma y Si con el cuerpo. Todo un importante proceso de aprendizaje. Si eliges atravesarlo sales fortalecida. La adversidad se transforma en fuerza. A veces puedes sentir una gran resistencia a ahondar en las emociones y sentimientos que surgen, por ignorancia o miedo a lo que pueda pasar dentro de ese túnel oscuro que aparece frente a ti y te paraliza. Si te quedas en la mitad del camino pierdes el sentido de vivir y la energía vital, esa fuerza que te ubica en el lugar que te corresponde. Y cuando no se atiende este proceso aparecen ansiedad, depresión y otras patologías.

En resumen: se trata de aceptar la realidad interna y externa y adquirir las fortalezas para cambiar lo que se puede cambiar. Y si no depende de nosotras saber aceptar con humildad que la Vida tiene sus planes y a veces no coincide con nuestra egoica conveniencia. No siempre sucede lo que tú quieres que suceda o pasa justo aquello que tú no querías. Si te quedas enganchada a este sentimiento de frustración, no avanzas, ni creces, ni evolucionas. Te encierras en el victimismo, la prepotencia, la soberbia, el perfeccionismo, etc. Dale vuelta a la tortilla!!!!

En nuestra experiencia sabemos que no siempre es todo color de rosa. La Vida a veces nos ofrece situaciones muy difíciles y sumamente dolorosas. La muerte prematura de un ser querido, una enfermedad grave, un desahucio, accidentes, etc. Y no es fácil llevar a cabo este trabajo de aceptación. Nosotras llevamos años acompañando a personas en este proceso de sanar heridas, atravesar el oscuro túnel, reconocer las emociones que aparecen, sacar las perlas escondidas en cada situación para que encuentren el camino que les lleve a una cierta serenidad y paz interna. Te podemos asegurar que después de atravesar este trabajo de aceptación tu visión será diferente. Vivirás con más consciencia. Podrás abrazarte y abrazar a la Vida

Y para terminar te dejamos un link para que escuches esta canción de Eladia Blázquez, “Honrar la Vida”

Cuya letra te transcribimos a continuación:

No, permanecer y transcurrir
No es perdurar, no es existir ni honrar la vida
Hay tantas maneras de no ser
Tanta conciencia sin saber adormecida

Merecer la vida no es callar y consentir
Tantas injusticias repetidas
Es una virtud, es dignidad
Y es la actitud de identidad más definida

Eso de durar y transcurrir
No nos da derecho a presumir
Porque no es lo mismo que vivir
Honrar la vida

No, permanecer y transcurrir
No siempre quiere sugerir honrar la vida
Hay tanta pequeña vanidad
En nuestra pobre humanidad enceguecida

Merecer la vida es erguirse vertical
Más allá del mal, de las caídas
Es igual que darle a la verdad
Y a nuestra propia libertad la bienvenida

Eso de durar y transcurrir
No nos da derecho a presumir
Porque no es lo mismo que vivir
Honrar la vida